La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria que se independiza de la anorexia nerviosa, pues en la mayoría de las ocasiones, se trata de una evolución a este padecimiento.

Esta patología se caracteriza por una ingesta de comida descontrolada y una excesiva preocupación o angustia  por el control del peso. Esto conlleva a auto-provocarse el vómito o a conductas compensatorias sobre el posible aumento de peso, como puede ser la toma de laxantes o el ejercicio excesivo.

Conoce las fases de la Bulimia

Aunque cada caso es tiene sus particularidades y diferencias, podemos decir que en la mayoría se presentan estos pasos o fases:

  • Consumo excesivos de comida: La persona consume grandes cantidades de comida en cortos periodos, lo que provoca un aumento de peso y culpa por el impulso que no pudo controlar. Esto ocurre la mayoría de las veces en secreto.
  • Los rituales compensatorios son actividades que se realizan posteriormente para equilibrar los atracones. Pueden incluir cualquier combinación de vómitos auto-inducidos, uso de laxantes o diuréticos; ayuno o ejercicio excesivo.
  • Vigilancia extrema: Es el proceso de controlar el peso y la forma del cuerpo. Esto puede significar que la persona puede pesarse varias veces al día o mirarse al espejo durante horas.
  • Negación: Es cuando la persona niega que se está haciendo daño, aunque su comportamiento lo haga a escondidas y con culpa.

¿Cómo prevenir la bulimia?

La prevención de la bulimia deberá llevarse a cabo desde un enfoque multidisciplinar. Esto se debe al amplio número de factores de riesgo. Los especialistas en este tipo de trastornos destacan que se ha de trabajar de forma conjunta desde diferentes espacios: el ámbito social, familiar y escolar.

Enseñar a niños y jóvenes, en la familia y en centros escolares, a llevar una vida saludable inculcándole hábitos de alimentación sanos y actividades físicas adecuadas a sus facultades.

Ayudarles con nuestra comprensión y confianza a conocer su propia realidad biológica y psíquica, sus capacidades y limitaciones, infundiéndoles seguridad, de forma que puedan sentirse a gusto consigo mismo y se acepten como realmente son.

Evitar ponerles metas académicas, deportivas o estéticas inalcanzables con arreglo a su capacidad mental o constitución física.

Inculcar a los jóvenes que sus valores fundamentales radican en sus cualidades, actitudes y comportamientos y no en su aspecto físico.

En la expansión de estas enfermedades está influyendo bastante la publicidad, por lo que es conveniente aprender a defendernos de ella (de los modelos que nos presentan), y saber resistir a la presión del grupo a la que en muchas ocasiones nos someten personas de nuestro propio entorno.

Si tienes algún síntoma de bulimia o crees que alguien de tu entorno puede estar padeciendo este trastorno, busca ayuda profesional lo antes posible. La bulimia puede afectar gravemente la salud si no se ofrece tratamiento.

Si crees que un familiar o ser querido padece bulimia, habla de forma abierta y sincera sobre tus preocupaciones. No puedes obligar a nadie a pedir ayuda médica, pero sí ofrecer tu apoyo.

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