Los pacientes, adultos mayores, y quienes están en un proceso de recuperación post operatoria requieren de una atención personalizada y especial diariamente para mejorar su salud según sea el caso y tener una mejor calidad de vida.

El papel de un cuidador o cuidadora es muy importante ya que es la persona asume la responsabilidad de cuidar y supervisar al paciente, con el objetivo de mantener su bienestar y mejorar en lo posible su condición. Existen dos tipos de cuidador domiciliario:

  • Cuidador Informal: Generalmente es un familiar o amigo, no disponen de capacitación, no tiene límites de horario para el cuidado, tienen un enorme compromiso afectivo y generalmente no cumplen con la labor de forma no remunerada.
  • Cuidador profesional: Es una persona que cuenta con los conocimientos, experiencia y capacidad para cumplir sus funciones, por lo general de manera remunerada.

Cuando hablamos de las funciones de un cuidador profesional existen cuatro fundamentales:

  • Prevención: detecta de forma precoz situaciones que conduzcan al deterioro bio-psico-social del paciente o adulto mayor
  • Identifica y optimiza las posibilidades existentes de cada persona cuidada, promoviendo acciones de estimulación que permitan o fortalezcan la integración social a fin de lograr una mejor calidad de vida
  • Transmitir conceptos sobre autocuidado o supervisar tareas relacionadas
  • Provee apoyo y entrenamiento según sea el caso para el desarrollo de las actividades de la vida diaria, cuidado de la salud y rehabilitación

Cuando el rol de cuidador es asumido por alguien de la familia, la adaptación a la nueva situación trae consigo tensiones y dificultades que se engloban en cuatro fases:

  • Fase 1: La primera reacción es no ser consciente o negar que exista una situación de dependencia, debido al miedo que ésta produce. El tiempo y el aumento de las dificultades eliminan esta negación
  • Fase 2: A medida que el cuidador o cuidadora acepta la situación, comienza a buscar información sobre la enfermedad y a darse cuenta en qué medida va a afectar la vida de su familiar y a la suya. Así, aparecen también sentimientos de ira, frustración o injusticia ante lo que se considera un infortunio o mala suerte. Es importante que el cuidador no guarde para sí estos sentimientos destructivos e incluso de culpa y que los exteriorice con alguien de su confianza
  • Fase 3: El cuidador trata de buscar una normalidad o equilibro en esta nueva vida. La información y los recursos externos le ayudarán a afrontar estas responsabilidades
  • Fase 4: Es una etapa que no todos los cuidadores experimentan. Se refiere a ese momento en que la situación se maneja mejor, en todos los sentidos, incluyendo las emociones de la persona que cuida. Ésta encuentra el espacio para sí misma, y a partir de ahí planifica mejor sus funciones y su día a día.

Es frecuente ver que los cuidadores informales puedan verse sobrepasados por la situación y la dedicación continua al enfermo. Pueden aparecer síntomas físicos, emocionales y sociales que nos indican que el cuidador necesita apoyo.

  • Señales físicas:
  • Cansancio
  • Falta de apetito
  • Alteraciones del sueño
  • Dolores musculares y palpitaciones
  • Abandono de su aspecto físico
  • Señales emocionales:
  • Tristeza o sentimientos de culpa
  • Disminución de la autoestima
  • Cambios de humor e irritabilidad
  • Pérdida de memoria
  • Dificultas para concentrarse
  • Señales sociales:
  • Desinterés por actividades que anteriormente realizaba
  • Soledad y aislamiento

Es importante que el cuidador pueda seguir pautas y tenga un apoyo para el cuidado de si mismo, que garantizará que tenga la mejor disposición y todos sus sentidos puestos en mejorar la calidad de vida del adulto mayor o en la pronta recuperación del paciente.

Pensando en estas personas, desarrollamos nuestro plan de seguimiento y control a cuidadores. Es ideal para los familiares que asumen esta responsabilidad  pues incluye beneficios como:

  • Tener un sistema de trabajo, generado de forma personalizada, para que mejore el nivel de asistencia al paciente y el cuidado propio
  • Mecanismos y técnicas para asegurar el cumplimiento de las indicaciones médicas
  • Estandarizar los cuidados, independientemente del cuidador, pues en ocasiones diferentes familiares se turnan para atender al paciente
  • Aprender a identificar y reportar alteraciones en los indicadores de cuidados, entre otras

¿Quieres más información sobre nuestros planes de apoyo para cuidador informal? Comunícate con nosotros

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