Cuidar a una persona mayor o enferma es una responsabilidad que exige seriedad, seguridad y esfuerzo, que si se hace en pequeñas dosis, no nos afecta. Pero si se produce durante un periodo muy largo, puede acarrearnos problemas físicos y psicológicos.

Los cambios que se van a producir en la vida del cuidador o cuidadora pueden llevar a cierto desgaste físico, emocional y psicológico. Es cierto que hay muchas personas que disponen de recursos personales para gestionar estos cambios y esta nueva situación; sin embargo, la mayoría de quienes cuidan a otros no pudieron planificar la nueva situación, que que hace que se sobrelleve con ciertas consecuencias que afectan su salud.

Para ello es importante detenerse, respirar y valorar el estado en que nos encontramos como cuidador o cuidadora y determinar si cuidar de nuestro ser querido nos está afectando al punto de llevarnos a un desgaste importante. Puedes hacer las siguientes preguntas para evaluarte:

  1. ¿Estás dejando de ver y llamar a amigos cercanos?
  2. ¿Has abandonado aficiones o actividades que habías disfrutado durante años?
  3. ¿Estás desarrollando problemas relacionados con el estrés como dolor de espalda, dolor de cabeza, fatiga crónica o depresión?
  4. ¿Estás enfermo o te pones enfermo más a menudo de lo que sería normal?
  5. ¿Te cuesta mantener la atención en lo que estás haciendo?
  6. ¿Últimamente tienes mal carácter? ¿Te enfadas por pequeñas cosas y/o con amigos y familia?
  7. ¿Tienes un sentimiento profundo de desesperación o pesimismo?
  8. ¿Lloras sin razón o por problemas sin importancia?
  9. ¿Te quejas por falta de sueño o insomnio crónico?
  10. ¿No te alimentas bien, Has ganado o perdido peso sin querer?

Si  has respondido de forma positiva a varias de estas preguntas, podrías estar en una situación de sobrecarga, y es importante atender tus necesidades de forma prioritaria, ya que para atender y cuidar a otra persona, tenemos cuidarnos a nosotros mismos. Para esto es importante:

  1. Mantener unos hábitos de vida saludables, con una alimentación y descanso adecuado.
  2. Prevenir problemas físicos y lesiones, tomando las medidas oportunas como acudir al médico en caso necesario. Además es imperativo conocer ciertas pautas para movilizar a una persona y evitar lesiones.
  3. Manejar adecuadamente las emociones. Es natural experimentar ciertas emociones calificadas como positivas o negativas; saber gestionarlas te ayudará a prevenir consecuencias futuras y conseguirás mantener tu bienestar.
  4. Realizar actividades de ocio y tiempo libre. Es importante continuar, en la medida de lo posible, con tu proyecto de vida. Mediante una adecuada planificación de los cuidados y la ayuda correspondiente puedes conseguir un poco de tiempo para ti. Ya sea para realizar actividades gratificantes y valiosas para tí, como para relacionarte con otras personas o relajarte. Esto va a contribuir positivamente en tu calidad de vida.

Pide ayuda si es necesario

Una situación de cuidados puede conllevar un desgaste importante en nuestra vida. No tienes por qué llevar en soledad la gran cantidad de tareas a realizar y la carga emocional que implica toda la situación.

Desde SMID te recomendamos pedir ayuda lo antes posible, antes de llegar al límite. Por ejemplo puedes pedir apoyo a:

  1. Las personas de confianza que te rodean 
  2. La comunidad en la que resides
  3. Los diferentes profesionales médicos o psicólogos
  4. Entidades privadas o concertadas
  5. Centros de día y Residencias
  6. Centros de Atención Primaria
  7. o a un Servicio de ayuda a domicilio como SMID 

Recuerda que sin el apoyo necesario, la situación de cuidados puede superarnos. Estamos contigo para apoyarte.

WhatsApp SMID en WhatsApp